„Sus modales eran refinados y su comportamiento ni excesivamente tímido ni afectadamente franco, con lo cual resultaba alegre, bonita y atractiva, sin llamar la atención de cuantos hombres la miraban y (mi parte favorita) sin hacer vehementes demostraciones de contrariedad o de placer cada vez que se presentaba la ocasión de manifestar cualquiera de estos sentimientos». Porque qué lindo es cuando una mujer no es sobreactuada.“

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