„La piedad, principio de toda moralidad, toma también a los animales bajo su protección. La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es ciertamente una grosería que repugna, una barbarie de Occidente, que toma su origen del judaísmo. Es necesario decirles a estos desdeñosos de los brutos, a esos occidentales judaizantes, que al igual que ellos, que fueron amamantados por sus madres, el perro también lo fue por la suya.“

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