„Buscó el mismísimo Alejandro Magno a Diógenes, de enorme fama, del cual se reían por su rechazo a vida material alguna. Cuando le encontró desnudo y tumbado a orillas de un río, Alejandro Magno a lomos de su enorme caballo, le hizo la siguiente proposición;»Tú, Diógenes el Cínico, pídeme cualquier cosa, ya sean riquezas o monumentos, y yo te lo concederé».A lo que Diógenes contestó: «Apártate, que me tapas el sol».Aquellos que iban con Alejandro Magno empezaron a reírse de Diógenes y a decirle que cómo no se daba cuenta de quién estaba delante de él. Alejandro hizo acallar las voces burlonas cuando dijo que «si no fuera Alejandro quisiera ser Diógenes.“

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