„¿Puedes escucharlos? –reclamó. –¡Oh, eso no es justo para nada!–Todo es muy romántico, –dijo Gabriel y frunció el ceño. – O lo sería si mi hermano pudiera soltar una palabra sin sonar como una rana atragantándose. Me temo que no pasará a la historia como uno de los máximos conquistadores de las mujeres en el mundo.“

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