„Nos estamos metiendo en honduras —exclamó don Rigoberto—. No soy un ateo, un ateo es también un creyente. Cree que Dios no existe, ¿no es cierto? Soy un agnóstico, más bien, si es que soy algo. Alguien que se declara perplejo, incapaz de creer que Dios exista o que Dios no exista. —Ni chicha ni limonada —se rió Fonchito—. Es una manera muy cómoda de sacarle el bulto al problema, papá.“

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