„Alzó la mirada y miró con los ojos entrecerrados. Escudriñó. Y entonces vio los pedazos y el corazón le dio un vuelco en el pecho. No. No se había hecho añicos, sino que se había roto. Fulcro se había roto.Poco a poco, la cara de Auri se rompió también. Se rompió para componer una sonrisa tan amplia que se diría que se había comido la luna. ¡Sí, sí! Fulcro se había roto, pero no era incorrecto que se hubiera roto. Los huevos se rompen. Los caballos se rompen. Las olas rompen. ¡Claro que se había roto! ¿De qué otra forma podía alguien tan centrado en la certeza soltar sus respuestas al mundo? Había cosas que, simplemente, eran demasiado auténticas para quedarse.“

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