Citas

„El respeto a sí mismo es, después de la religión, el mejor freno de todos los vicios.“
„El juez debe tener en la mano el libro de la ley y el entendimiento en el corazón.“
„La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.“
„El conocimiento, que tiende a la satisfacción, no es más que una cortesana, que es por placer y no por fruto o generación.“
„En caridad no hay excesos.“
„El silencio es el reposo del espíritu.“
„La discreción es una virtud sin la cual las otras dejan de serlo.“
„No es la mentira que pasa por la mente, sino la mentira que se hunde y se asienta en ella, lo que hace daño.“
„Vengándose, uno iguala a su enemigo; perdonando, uno se muestra superior a él.“
„El argumento se semeja al disparo de una ballesta, es igual de efectivo dirigido a un gigante que a un enano.“
„El malo, cuando se finge bueno; es pésimo.“
„Quien se niega a aplicar remedios nuevos, debe aprestarse a sufrir nuevos males, porque el tiempo es el mayor innovador.“
„La belleza es como la fruta estival; fácil de corromper y de corta duración.“
„El hombre no es sino lo que sabe.“
„Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.“
„La soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos.“
„Una pregunta prudente es la mitad de la sabiduría.“
„La comprensión humana cuando alguna vez ha adoptado una opinión.“
„La historia hace ilustrado al hombre; la poesía, ingenioso; las matemáticas, sutil.“
„La felicidad de los grandes consiste no en sentirse felices, sino en comprender cuán felices piensan otros que han de ser ellos.“