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Juan Rulfo
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„No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que salía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre“
„Y por si fuera poco el estar trabado de flaco, vivía si es que todavía vive, aplastado por el odio como una piedra; y es válido decirlo, su desventura fue la de haber nacido.“
„Tendré que oírlo, hasta que se le muera su voz.“
„Aquí todo va de mal en peor.“
„Que dormía, acurrucada, metiéndose dentro de él, perdida en la nada al sentir que se quebraba su carne, que se abría como un surco abierto por un clavo ardoroso, luego tibio, luego dulce dando golpes duros contra su carne blanda; sumiéndose más, hasta el gemido.“
„Por lo pronto, me puse a medir el tamaño de mi cariño y dio 685 kilómetros por la carretera. Es decir, de aquí a donde tú estás. Ahí se acabó. Y es que tu eres el principio y fin de todas las cosas.“
„Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fiera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida…“
„Creí que me iba a matar. Eso fue lo que creí, tío. Y hasta dejé de pensar para morirme antes de que él me matara. Pero seguramente no se atrevió a hacerlo.“
„Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.El viento bajaba de las montañas en las mañanas de febrero. Y las nubes se quedaban allá arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacío el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo círculos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.Y los gorriones reían; picoteaban las hojas que el aire hacía caer, y reían; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguían a las mariposas y reían. Era esa época.En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo.Mi madre murió entonces.Que yo debía haber gritado: que mis manos tenían que haberse hecho pedazos estrujando su desesperación. Así hubieras tú querido que fuera. ¿Pero acaso no era alegre aquella mañana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guías de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecían las espigas. Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?“
„Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enflaquecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos. Sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el mediodía y la noche, siempre los mismos; pero con la diferencia del aire. Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida…“
„Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces… Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar.“
„Porque yo creo que el día que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno.“
„Hace calor aquí- dije.-Si, y esto no es nada- me contestó el otro.Cálmese.Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno.Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.“
„Tú y yo de la mano como dos buenos amigos; como dos buenos compañeros, unidos para caminar sobre el ancho mundo. Y que no bajen las nubes, que nunca bajen sobre nosotros. Tú, aire de las colinas, las espantarás con esa virtud de que estás llena“
„Y después el sollozo. Otra vez el llanto suave pero agudo, y la pena haciendo retroceder su cuerpo.—Han matado a tu padre.—¿Y a ti quién te mató, madre?“
„Estas pláticas que yo tengo con mi conciencia son a veces muy largas, duran días enteros; por eso no resulta que me ponga a contártelas en esta pobre carta. De verdad, cuídate mucho, come y duerme bien y sueña con los angelitos y no en esta cosa maligna que soy yo. Pero no me olvides.“
„Dice que ella escondía sus pies entre las piernas de él. Sus pies helados como piedras frías y que allí se calentaban como en un horno donde se dora el pan. Dice que él le mordía los pies diciéndole que eran como pan dorado en el horno.“
„Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo…“
„Nada puede durar para siempre. No hay ningún recuerdo, no importa cuán intenso, que no se desvanezca al final.“
„Me gustas más en las noches, cuando estamos los dos en la misma almohada, bajo las sábanas, en la oscuridad“
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