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„¿Por qué no podía enfadarse? ¿Por qué tenía que estar tan cochinamente asustado?“
„Creo que ese momento terminó. De veras lo creo. No obstante a veces, en la oscuridad, pienso que ese espantoso momento fortuito y casual todavía dura, que la rueda aún gira, y que todo lo demás ha sido un sueño.“
„Son los hombres quienes se declaran a la luz de la luna y son las mujeres quienes piden el divorcio. No siempre ocurre así; pero casi siempre.“
„Supuso que no habría ninguna ley que prohibiera a un dragón respirar en silencio.“
„Un líder cobarde es el más peligroso de los hombres.Julia Shumway“
„Empezó a llorar, no histéricamente o a gritos, como llora la gente cuando disimula la rabia con lágrimas, sino con los sollozos continuos de quien acaba de descubrir que está solo y lo estará durante mucho tiempo. Lloró porque la seguridad y la razón parecían haber abandonado el mundo. La soledad era esto, una realidad, pero en esta situación la locura era asimismo una posibilidad nada remota.“
„La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.“
„He sido un necio –dijo con una voz tan temblorosa como sus manos.- Desde luego que sí –dijo Cuthbert-, ya lo creo. –Cayó de rodillas sobre el polvo, de cara a Roland-. Ahora ya puedes empezar a pegarme si quieres. Todas las veces y con la fuerza que te dé la gana. No te devolveré los golpes. He hecho todo lo que he podido para despertar tu sentido de la responsabilidad. Si sigues durmiendo, que así sea. En cualquiera de los dos casos, te quiero.Bert apoyó las manos en los hombros de Roland y besó brevemente la mejilla de su amigo.Roland se echó a llorar.En parte eran lágrimas de gratitud. Pero sobre todo una mezcla de rabia y desconcierto; había incluso una pequeña y oscura parte de sí mismo que odiaba a Cuthbert y siempre lo odiaría. Aquella parte odiaba a Cuthbert más por el beso que por el puñetazo en la mandíbula; más por el perdón que por el despertar.“
„Así que, bueno, si me pides una respuesta clara a la pregunta de si intento hablarte de un hombre o de la leyenda que fue creciendo alrededor de ese hombre como lo hace la perla alrededor de un granito de arena, tendría que decirte que la respuesta está en algún punto intermedio entre hombre y leyenda. Lo único que sé a ciencia cierta es que Andy Dufresne no era como yo ni como ningún otro individuo que yo haya conocido desde que estoy en la cárcel. Entró en la cárcel con quinientos dólares en su puerta trasera, pero aquel sesudo hijo de perra logró no sé cómo entrar también con algo más. Un sentido de su propia valía, quizás, o la certeza de que al final ganaría él… o quizá fuera sólo el sentido de la libertad, dentro incluso de estos muros grises malditos. Era una especie de luz interior que llevaba consigo a todas partes. Sólo una vez le vi perder esa luz, y también eso forma parte de esta historia.“
„Cuando llega la hora de la verdad, en realidad sólo existen dos tipos de hombres en el mundo —dijo Andy, protegiendo una cerilla con ambas manos ahuecadas y encendiendo un cigarrillo—. Supongamos, Red, que hubiera una casa llena de pinturas y esculturas extrañas y de bellos objetos antiguos. Y supongamos que el propietario de la casa se enterara de que un huracán espantoso avanzaba precisamente en aquella dirección. Uno de los dos tipos de hombres a que me refiero, sencillamente espera que suceda lo mejor. El huracán puede cambiar de curso, se dice a sí mismo. Ningún huracán bien pensante se atrevería jamás a destruir todos esos Rembrandts, mis dos caballos de Degas, mis Grant Wood y mis Benton. Además, Dios no lo permitiría. Y si de todos modos ocurriera lo peor, están asegurados. Ése es un tipo de hombre. El otro sencillamente supone que el huracán arrasará la casa sin más. Si el centro meteorológico anuncia que el huracán ha cambiado de curso, este individuo cree que volverá a cambiar para arrasar su casa. Este segundo tipo de individuo sabe que no existe mal alguno en esperar lo mejor, siempre que estés preparado para lo peor.Yo también encendí un cigarrillo.—¿Me estás diciendo que estás preparado para la eventualidad?—Sí. Estoy preparado para el huracán.“
„Donna tuvo la sensación de que ambos habían llegado a conocerse íntimamente y que no podría haber descanso ni término para ninguno de los dos hasta que hubieran explorado aquella terrible relación y hubieran llegado a una conclusión definitiva.“
„Por la noche los pensamientos tienen la desagradable costumbre de escapar de su correa y correr libremente.“
„La muerte es cuando los monstruos se adueñan de uno.“
„La realidad es un misterio, doctor Bonsaint, y la textura corriente de las cosas es la tela que usamos para ocultar su resplandor y oscuridad. Pienso que cubrimos los rostros de los cadáveres por la misma razón. Vemos las caras de los muertos como una especie de puerta. Está cerrada para nosotros… pero sabemos que no lo estará siempre. Algún día se abrirá para cada uno de nosotros y la atravesaremos.“
„Por favor, no me hagas daño. Lo mejor de mí morirá si me haces daño.“
„Reconozco el terror como la principal emoción, así que trato de aterrorizar al lector. Pero si me parece que no puedo aterrorizarle, voy a intentar horrorizarle, y si veo que no puedo horrorizarle, intentaré asquearle. Yo no soy orgulloso.“
„Igual que mucha gente brillante (sobre todo los niños brillantes), su punto fuerte era la inspiración más que la reflexión.“
„Se empieza así: poniendo el escritorio en una esquina y, a la hora de sentarse a escribir, recordando el motivo de que no esté en medio de la habitación. La vida no está al servicio del arte sino al revés.“
„Rostros. Voces. Habitaciones. Escenas. Libros. El terror de este momento, pensando VOY A MORIR…“
„No me da miedo el dolor; ya sé lo que es el dolor. Lo que me da miedo es el final de este dulce y breve sueño. Es que he tenido tan pocos sueños, ¿sabes?“
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