Citas

„¿Se tienen que pagar antes de comértelas? ¿Y qué pasa si son horribles?’ ‘Esa es la razón’.“
„Tardaría varios millares de años en producir algún efecto, pero esa no era razón para rendirse.“
„Ha dicho que está bastante a favor de la educación siempre y cuando nadie le obligue a tener una.“
„Conseguir una educación era un poco como una enfermedad de transmisión sexual. Te invalidaba para un montón de trabajos, y entonces tenías la urgencia de pegársela a alguien.“
„Se podían ver apenas las palabras: ‘Figuras de víctimas no incluidas. 3-10 años’.“
„La lógica es maravillosa, pero a veces obtienes mejores resultados pensando.“
„Ah. Los preservativos.“
„Pero el truco era añadirle destellos. Contabas a la gente lo que tenías intención de hacer y la gente creía que eras capaz de hacerlo. Aquel viaje a caballo podría haberlo realizado cualquiera. Nadie lo había hecho. Todos seguían esperando a que se repararan los clacs.“
„Guerra, Nobby. ¡Ja! ¿Para que sirve? -dijo.“
„Vetinari golpeó con los dedos en la mesa.“
„¿Eso cree? Un gobernante sabio lo piensa dos veces antes de ejercer violencia en contra de alguien porque no aprueba lo que dice.“
„¿Cuál es su autoridad aquí, capitán? -dijo.“
„Las cosas ya no son lo que eran —dijo Húmedo. Era una apuesta bastante segura. Nunca seguían siéndolo.“
„Hay que ver. Dinero de papel. Una práctica solo empleada por los impíos agateanos…“
„Hay formas de hacer eso, señor, formas novedosas y desagradables.“
„El archicanciller sabía por experiencia que cualquier cosa importante de verdad nunca se llegaba a poner por escrito porque a esas alturas la gente ya estaba demasiado ocupada gritando.“
„lo bueno que tenía clavar una estaca en el corazón era que también funcionaba con los no vampiros.“
„Recuerda siempre que la multitud que aplaude tu coronación es la misma que aplaudirá tu decapitación. A la gente le gustan los espectáculos.“
„A veces se llega a la verdad juntando todas las pequeñas mentiras y restándolas de la totalidad de lo que se conoce.“
„Lo habían concebido y lo habían montado unos hombres normales y corrientes, levantando torres sobre travesaños en las ciénagas y desplegándolas por los espinazos helados de las montañas. Habían dicho palabrotas y, peor todavía, habían usado logaritmos. Habían vadeado ríos y habían tenido escarceos con la trigonometría. No habían soñado, en el sentido en que se solía usar aquella palabra, pero sí que habían imaginado un mundo distinto y lo habían usado de yunque para doblar piezas metálicas. Y de todo el sudor y las palabrotas y las matemáticas había surgido aquella… cosa, que dispersaba por el mundo las palabras con la suavidad de la luz de las estrellas.“