„Hay dos clases de propaganda: la propaganda racional a favor de la acción que está de acuerdo con el ilustrado interés propio de quienes la hacen y de aquellos a quienes está dirigida, y la propaganda no racional que no está de acuerdo con el interés propio de nadie, sino que está dictada, y excitada, por pasiones, ciegos impulsos e inconscientes ansias y temores. En lo que se refiere a las acciones de los individuos, hay móviles más elevados que el ilustrado interés propio, pero, cuando hay que emprender una acción colectiva en las esferas de la política y la economía, el ilustrado interés propio es probablemente el más alto de los móviles efectivos. Si los políticos y sus electores actuaran siempre para promover el interés propio a largo plazo, de ellos mismos o de supaís, este mundo sería el paraíso terrenal. Según son las cosas, actúan frecuentemente contra sus propios intereses, meramente para satisfacer sus pasiones menos loables.“

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