„(…) la dicha no estaba en el Carnaval y quizás en ninguna parte (…). Tal vez ha llegado el momento de comprender que los criollos no hemos nacido para ciertas fantochadas. Que se rían los brasileños. Tengamos, eso sí, fiestas y reuniones populares. Pero no dejemos de ser quienes somos. Si nuestra extraña condición nos ha hecho comprender el sentido adverso del mundo, agrupémonos para ayudarnos amistosamente a soportar la adversidad. A lo mejor, los Carnavales de antaño, tan añorados por los animadores de la radio, no eran más que eso: una reunión de gente triste que buscaba consuelo.“

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