Página de inicio » Quote » Amaia Montero » „Nunca hubo maldades, sólo ingenuidad“ „Nunca hubo maldades, sólo ingenuidad“ — Amaia Montero Tags:ingenuidad Citas relacionadas „Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mi. Y es ella la que me protege.“ — Antonio Porchia „Ingenuidad: Hay gente que aún cree que la norma ‘circule por la derecha’ es de tráfico.“ — Jaume Perich „En realidad Jesús era un jovencito y es probable que no supier amucho de la vida. Es posible que todas sus enseñanzas puedan explicarse sólo a partir de su juventud y su inexperiencia. De su ingenuidad, si usted quiere. Y sin embargo decía la verdad.—¿La verdad? ¿Quién ha demostrado que fuera verdad? —preguntó belicosamente Jakub.—Nadie —dijo Bertlef—. Nadie lo demostró y nadie lo demostrará. Jesús amaba tanto a su padre que no podía admitir que su obra fuera mala. Lo impulsaba el amor y no la razón.“ — Milan Kundera „Justo castigoLa vida es un auténtico caos, pensé. Los sentimientos resultan tan imprevisibles. ¿Cómo es posible que alguien soporte permanecer casado durante cuarenta años? Parece un milagro mayor que el paso del mar Rojo, aunque mi padre, en su ingenuidad, sostenga que es esto último un logro de mayor envergadura.“ — Woody Allen „Une a tu alma con vínculos de acero aquellos amigos que adoptaste después de examinada su conducta; pero no acaricies con mano pródiga a los que acaban de salir del cascarón y aún están sin plumas. […] Presta el oído a todos y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión. […] usa de ingenuidad contigo mismo, y no podrás ser falso con los demás, consecuencia tan necesaria como que la noche suceda al día.“ — William Shakespeare „Cuando uno tiene que estar irremediablemente fijo, es impresionante la movilidad mental que es posible adquirir. Se puede ampliar el presente tanto como se quiera, o lanzarse vertiginosamente hacia el futuro, o dar marcha atrás que es lo más peligroso porque ahí están los recuerdos, todos los recuerdos, los buenos, los regulares y los execrables. Ahí está el amor, o sea estás vos, y las grandes lealtades y también las grandes traiciones. Ahí está lo que uno pudo hacer y no hizo, y también lo que pudo no hacer y sí hizo. La encrucijada en la que el camino elegido fue el erróneo. Y ahí empieza la película, es decir, cómo habría sido la historia si se hubiera tomado el otro rumbo, aquel que entonces se descartó. Generalmente, después de varios rollos uno suspende la proyección y piensa que el camino elegido no fue tan equivocado y que acaso, en igual encrucijada, hoy la elección sería la misma. Con variantes, claro. Con menos ingenuidad, por supuesto. Con más alertas, por las dudas. Pero eso sí manteniendo el rumbo primordial.“ — Mario Benedetti