„Aquí pocas veces nos gobernó la razón. Solemos quemarla, fusilarla, meterla en la cárcel u obligarla al exilio. Casi siempre nos gobernaron las vísceras, el fanatismo, la incultura, los confesores del rey y de la reina, los sinvergüenzas, los criminales y los cobardes. Con la colaboración entusiasta o indiferente, cómplice por activa o pasiva, de sucesivas generaciones de ovejas encantadas de serlo. No es casual que todos nuestros tiranos, real o metafóricamente, mueran en la cama.“

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