„La soberbia es, sin duda, el mayor pecado del hombre actual. Antes, el hombre podía ser soberbio, pero no era estúpido. Ahora, el hombre tiene la soberbia de la ignorancia, la peor de todas. La arrogancia del hombre moderno es inaudita. Por eso, esa cara de pasmo que se le ve a un padre en el telediario cuando saca en brazos a su hijo aplastado por el terremoto, y le notas esa expresión de incredulidad, «¿cómo ha podido pasar esto?». Después de estar tantos años allí y vuelves, como cuando yo volvía de Beirut, por ejemplo, y paseaba por las calles de aquí y veía las caras de la gente, me preguntaba: ¿pero no se dan cuenta? ¡Lo normal no es esto, lo normal es aquello! Y no hablo de pesimismo, sino de asumir las reglas del juego. Mi nueva novela es, precisamente, la historia de alguien que ha estado ahí, en el horror, y regresa y se pregunta dónde puede encontrar el consuelo.“

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