„Decimos, pues, que, puesto que todo lo que sucede fue hecho por Dios, también debe haber sido necesariamente predeterminado por él, ya que, de lo contrario, él sería mudable, lo cual supondría en él una gran imperfección; y esta predeterminacióndebe ser desde la eternidad, en la cual no hay antes o después. De ahí se sigue, pues, con todo rigor, que Dios no ha podido antes predeterminar las cosas de otra forma distinta de como realmente lo ha hecho desde la eternidad, y que Dios no ha podido existir ni antes de esa determinación ni sin ella.“

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