„Miquel Moliner estaba poseído por esa laboriosidad culpable, y aunque respetaba y hasta envidiaba la ociosidad de los demás, huía de ella como de la peste. Lejos de presumir de su ética de trabajo, bromeaba sobre su compulsión productiva y la describía como una forma menor de cobardía.-Mientras se trabaja, uno no le mira a la vida a los ojos“

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