„Mas ese criticismo frustrado de nuestros padres, si nos legó la imposibilidad de ser cristianos, no pudo legarnos el gusto de tenerla. Si nos dio como herencia el escepticismo ante las fórmulas morales establecidas, no nos legó la indiferencia frente a la moral y las reglas para vivir humanamente. Si dejó en la incerteza el problema político, no dejó indiferente nuestro espíritu sobre la manera de cómo habría que resolver ese problema. Nuestros padres destruyeron alegremente, porque vivieron una época que conservaba aún reflejos de la solidez del pasado.“

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