„Pueden colocarse los ambiciosos en tres clases: unos sólo piensan en elevarse a sí propios, especie común y despreciable; otros combinan con estas propias miras el engrandecimiento de la patria, ambición más noble, más delicada, y acaso más violenta; otros, en fin, abrazan la felicidad y la gloria de todos los hombres en la inmensidad de sus proyectos; esta es la ambición de los filósofos que quieren ilustrar el entendimiento o corregir las costumbres. Es, pues, la ambición tal vez un vicio y tal vez una virtud.“

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