„«¿Y mientras tanto?», preguntó el marqués.«Mientras tanto», dijo Abrenuncio, «tóquenle música, llenen la casa de flores, hagan cantar los pájaros, llévenla a ver los atardeceres en el mar, denle todo lo que pueda hacerla feliz». Se despidió con un voleo del sombrero en el aire y la sentencia latina de rigor. Pero esta vez la tradujo en honor del marqués: «No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad»“

— Gabriel García Márquez

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„Cuando dieron por fin con la casa, Abrenuncio se despidió en la puerta con una sentencia de Horacio.«No sé latín», se excusó el marqués.«Ni falta que hace», dijo Abrenuncio. Y lo hizo en latín, por supuesto.“
— Gabriel García Márquez
„No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.“
— Gabriel García Márquez
„El marqués se demoró en el recuento de otras mentiras de la hija, no con disgusto sino con cierto orgullo de padre. «Quizás vaya a ser poeta», dijo. Abrenuncio no admitió que la mentira fuera una condición de las artes.“
— Gabriel García Márquez
„Pues el pájaro cantor jamás se para a cantar en árbol que no da flor.“
— José Hernández
„Soñé que traducía al Marqués de Sade a golpes de hacha. Me había vuelto loco y vivía en un bosque.“
— Roberto Bolaño
„Miró fijamente los instrumentos con el aire de quien intentara pasar de memoria de la escala Fahrenheit a la centígrada mientras la casa está en llamas.“
— Douglas Adams
„Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.“
— Oscar Wilde
„Aunque me dieras cuarenta hombres como él, nunca sería tan feliz como tú. Mientras no posea tu buen carácter, tu bondad, no podrá embargarme esa dicha. No, no, déjame a mi aire; y, tal vez, si me acompaña la suerte, con el tiempo pueda encontrar a otro señor Collins.“
— Jane Austen