„El libro le fascinaba, o más exactamente le tranquilizaba. En cierto sentido no le decia nada nuevo, pero ahí radicaba parte de su magia. Decía lo mismo que habría dicho él, si hubiese podido poner en orden sus dispersas ideas. Era el producto de una inteligencia similar a la suya, solo que enormemente más poderosa y sistemática, y menos acobardada. Los mejores libros, comprendió, son los que te cuentan lo que ya sabías.“

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