„Me había corrompido el gusto y el corazón, como decían mis profesores, y, entre tantos seres con inclinaciones innobles, mi independencia espiritual me había hecho estimar al más depravado de todos; era degradado al rango más bajo por la superioridad misma. Apenas me concedían la imaginación, es decir, según ellos, una exaltación del cerebro vecina de la locura.“

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