„Voy a escribir otro tipo de historias», pensó Junpei. «El tipo de relatos en los que alguien aguarda, ilusionado, lleno de impaciencia, a que amanezca y el mundo se ilumine para poder abrazar con fuerza, envuelto en esta nueva luz, a los seres que ama. Pero ahora, de momento, estoy aquí y debo protegerlas a las dos. Nadie las encerrará en ninguna caja absurda. Nadie. Jamás. Aunque el cielo se derrumbe, aunque la tierra, rugiendo, se abra.“

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