„Y cuando hayamos atravesado todas las calles y solo quede el polvo de nuestros pies frenéticos, todavía quedaría el recuerdo de tu ancha cara llena, tan blanca, y la gruesa boca con frescos labios entreabiertos, los dientes blancos como la tiza y todos ellos perfectos, y en ese recuerdo nada puede cambiar en modo alguno, porque esto, como tus dientes, es perfecto…“

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