„Pensó en las palabras de Dostojewsky, que hasta ese momento no había comprendido: «Nada hay más bello y que fortalezca más en la vida, que un puro recuerdo». Nébel lo había guardado, ese recuerdo sin mancha, pureza inmaculada de sus dieciocho años, y que ahora estaba allí, enfangado hasta el cáliz sobre una cama de sirvienta…“

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