„Pedro Tercero tuvo que renunciar a sus paseos al pueblo, porque su padre lo requería a su lado. Lo secundaba de mal humor, haciéndole notar que se partían el lomo por volver a poner en pie la riqueza del patrón, pero que ellos seguían siendo tan pobres como antes. —Siempre ha sido así, hijo. Usted no puede cambiar la ley de Dios —le replicaba su padre.“

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