„El estado y ejercicio de principiantes es de meditar y hacer actos y ejercicios discursivos con la imaginación. Porque cebando el apetito con sabor de las cosas espirituales, se desarraigue del sabor de las cosas sensuales. Mas luego comienza Dios a destetar el alma y ponerla en estado de contemplación. En este estado se ha de llevar al alma por modo contrario del primero. En ninguna manera se la han de imponer en que medite ni se ejercite en actos. Si el alma quiere entonces obrar de suyo de otra manera que muy pasiva y sin hacer acto natural, pondría impedimento a los bienes que le está sobrenaturalmente Dios comunicando. Cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría. Y no se penen pensando que no se hace nada; aunque el alma entonces no hace, Dios lo hace en ella.“

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