„Un problema no es necesariamente algo malo. Si se está presentando, es parte de un currículo divino diseñado como una oportunidad de aprendizaje para todos los involucrados. Y una de las cosas que aprendemos cuando experimentamos problemas, y luego recibimos el milagro que los resuelve, es que podemos tener fe en que los milagros realmente ocurren. Los milagros provienen de la convicción,* y nada nos da más convicción que haber sido salvados de lo más hondo de nuestro profundo hueco.“

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