„De ahí que la tremenda satisfación sexual que me brindó la sola unión con Dolores sea, sobre todo, un derivado de aquella conmoción previa. Me mira, y su mirada no es sexo sino vida; sonríe, y su sonrisa no es sexo sino hondura, tristeza, palpable socorro. Pero su mirada y su sonrisa, al recorrerme, estrujan mi corazón, lo aceleran, lo lanzan, y una vez que mi corazón es lanzado a querer, a urgir, a necesitar, somete al sexo, y éste pasa a proceder como mera filial orgánica y sus modos de amor dejan de ser los propios para convertirse en subsidiarios de los modos de amor del corazón.“

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