„El malestar que le provocó el sueño era tan desmesurado que se esforzó por descrifrar el motivo. Lo que tanto la había turbado, pensaba, era la supresión, urdida por el sueño, del tiempo presente. Porque ella se aferra apasionadamente a su presente, que por nada en el mundo cambiaría por el pasado o por el porvenir. Por eso no le gustan los sueños: imponen una inaceptable igualdad entre las distintas épocas de una misma vida, una contemporaneidad niveladora de todo cuanto el hombre ha vivido; no tienen en cuenta el presente, negándole su posición de privilegio.“

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