„En cualquier caso, el capitalismo del libre mercado y la Revolución Industrial, mostraron un fuerte ascenso de las energías productivas, un fuerte ascenso que constituyó una revolución en contra del sistema mercantilista del siglo diecisiete y dieciocho. De hecho, el sistema mercantilista es a lo que hemos vuelto ahora. Hay muy poca diferencia entre el capitalismo de estado monopolístico, o capitalismo de estado corporativo, o como se le quiera llamar, en los Estados Unidos y Europa [Occidental] hoy, y el sistema mercantilista de la era de la pre–Revolución Industrial. Sólo hay dos diferencias. Una, es que la principal actividad de entonces fue el comercio, y la de ahora es la industria. Pero el esencial modus operandi de los dos sistemas es exactamente el mismo: monopolio privilegiado, una completa unión en lo que se ha llamado “acuerdo del estado y la industria”. Un sistema generalizado de militarismo y contratos de guerras, un camino hacia la guerra y el imperialismo. Es el mismo tinglado que caracterizó los siglos diecisiete y dieciocho. La verdadera diferencia clave es que en esa época no existía un gigantesco sistema de representación proporcional (P. R. Apparatus). No tenían una flota de intelectuales que pregonaban a todos lados las maravillas del sistema: como promover el bien común y el bienestar general, es decir, el Progresismo En Acción. Ellos decían: “Es nuestro propósito abusar del publico, ¡y lo estamos haciendo!”“