„El internacionalismo marxista declaró a «lo nacional» fuera de toda emoción revolucionaria, quedando así privado de una de las grandes palancas subversivas, bien pronto recogida en Europa y adoptada como lema de salvación por grandes multitudes. La idea de Patria y la defensa de la Patria son en efecto rotulaciones evidentes de la reacción política, y muchas veces, la mayor parte de las veces que se las invoca por los sectores regresivos, se hace en rigor escudando en ellas sus privilegios económicos. Pero todo eso no indicaría sino la bondad del acero de ese escudo, la eficacia de la idea nacional como plaza fuerte, lo que debía producir en los revolucionarios, más que su afán de negar la Patria, y de incluso desconocer su existencia, el afán contrario de conquistarla para la revolución.“

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