„Mucho de nuestro estrés se debe al deseo de control total. ¡La vida es una lucha, pero lo que muchas personas ignoran es que la nuestra, como la de Jacob, es en realidad una lucha con Dios! Queremos ser Dios, y de ninguna manera podremos ganar esa lucha. A. W. Tozer dijo: «Muchos aún están confusos, buscando; apenas hacen pequeños progresos porque todavía no se han rendido del todo. Todavía pretendemos dar órdenes y entrometernos en la obra de Dios en nosotros». No somos Dios, y nunca lo seremos. Somos seres humanos. Cuando pretendemos ser Dios acabamos pareciéndonos a Satanás, que pretendía eso mismo. Aceptamos nuestra humanidad con el intelecto, pero no con las emociones. Cuando nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones, reaccionamos con irritación, enojo y resentimiento. Queremos ser más altos (o más bajos), más inteligentes, más fuertes, más talentosos, más hermosos y más ricos. Queremos tener de todo y hacer cualquier cosa, y nos disgustamos cuando eso no ocurre. Al darnos cuenta de que Dios dota a otros con las características que no tenemos, respondemos con envidia, celos y autocompasión.“

Tags: