„Recuerda que el plan de Dios es bueno. Dios sabe lo que es mejor para ti y en su corazón tiene presente tus mejores intereses. Dios le dijo a Jeremías: «Los planes que tengo para ustedes [son] planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza».20 José entendió esta verdad cuando les dijo a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios trasformó ese mal en bien».21 Ezequías se hizo eco del mismo sentimiento al referirse a su enfermedad mortal: «Fue por mi propio bien que yo pasé ese tiempo tan difícil».22 Siempre que Dios te diga no a tu pedido de alivio, recuerda: «Dios está haciendo lo mejor para nosotros, entrenándonos para vivir para él de la mejor y más santa manera».23 Es vital que te concentres en el plan de Dios, no en tu dolor o tu problema. Así es como Jesús soportó el dolor de la cruz, y así se nos insta a seguir su ejemplo: «Mantengamos fijos los ojos en Jesús que, sin importarle lo oprobioso de tal muerte, estuvo dispuesto a morir en la cruz porque sabía el gozo que tendría después».24“

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