„El hombre rico tiene sus limitaciones. Quizás tenga dos o tres casas y cada una de ellas con una docena de cuartos, pero él sólo podrá ocupar uno de éstos por turno ya que solamente tiene un cuerpo.No es mejor en este sentido que el más pobre de los pobres. Podrá ver y admirar una puesta de sol, gozar de un día claro, o de una vista hermosa, pero el hombre pobre puede gozar de todo esto tan ampliamente como él. Si el hombre pobre tiene la sensatez de hacer en la vida dos cosas, podrá gozar de ella tanto como el millonario, y probablemente mejor.La primera es:No tomar las cosas con demasiada seriedad, pero sacar el mejor partido de lo que se tiene, y ver la vida como un juego y el mundo como un patio de juego. Shackleton ha dicho.’La vida es el más grande de los juegos; pero se corre el peligro de tratarla como un juego trivial… La meta principal es ganar por medio de la honradez y espléndidamente’.La segunda es:’Dejad que vuestras hazañas y vuestros pensamientos los dirija el Amor. Por Amor, con «A» mayúscula, no quiero decir enamorarse y todo aquello que se ampara vulgarmente con esa palabra. Lo que quiero decir es ese espíritu bondadoso que se hace patente al rendir un servicio a un semejante, cuando se es bondadoso y compasivo, cuando se demuestra gratitud hacia los demás por las bondades recibidas. Eso es buena voluntad y la buena voluntad es la voluntad de Dios’.“

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