„La familiaridad excesiva puede destruir la cristalización. Una encantadora muchacha de desciséis años cobraba profundo afecto a un apuesto joven de la misma edad, quien convirtió en práctica pasar bajo su ventana cada tarde al anochecer. La madre de ella lo invitó a pasar una semana con la familia en el campo. Fue un remedio audaz, lo admito, pero la chica de disposición romántica, y el joven un completo zopenco; tres días después, ella lo despreciaba.“

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