„Cuando Piper lo vio, le aguantó la mirada en actitud desafiante, jadeando, pensando en lo mucho que lo odiaba. En lo mucho que los odiaba a ambos. Su padre extendió los brazos hacia ella, con las manos abiertas. Fue un gesto humilde, que aplacó su ira y casi le destrozó el corazón.-«Si no controlas la ira, la ira te controlará a ti».“

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