„Hasta entonces no había empezado a creer, profundamente, que hay cosas en las que puede vivir una persona. Porque aquel tirador parecía vivo bajo mi mano. Lo tocaba como si fuese un animal vivo que estuviese durmiendo. Aquel tirador no parecía de acero cromado, sino, ¡Dios mío!, como de piel. Tenía la impresión de que, si lo apretaba, el animal se despertaría, rugiendo.“

Tags: