„Pasaron por delante de la casa de las Delgado. Rolando levantó la vista y vio a Susan sentada junto a su ventana, una clara visión en medio de la grisácea luz de aquella mañana otoñal. El corazón le dio un vuelco en el pecho y, aunque entonces aún no lo sabía, así la recordaría siempre, la encantadora Susan, la chica de la ventana. Así pasamos por delante de los fantasmas que más adelante nos persiguen en la vida; los vemos, si es que llegamos a verlos por el rabillo del ojo, sentados sin el menor dramatismo al borde del camino como pobres pordioseros. Raras veces se nos pasa por la cabeza la idea de que nos hayan estado esperando allí. Pero ellos esperan y, cuando ya hemos pasado, recogen sus fardos de recuerdos y siguen nuestros pasos, acortando poco a poco la distancia que los separa de nosotros.“

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