„Hay algo desmoralizante en observar a dos personas que se excitan más y más locamente entre sí, especialmente cuando la única persona que sobre en la habitación es uno mismo.Es como contemplar París desde el vagón de cola de un expreso que marcha en dirección contraria: a cada instante la ciudad se hace más y más pequeña, sólo que es uno quien se siente cada vez más y más pequeño y más y más solitario, alejándose a toda velocidad de aquellas luces y de aquella agitación, alejándose a cerca de un millón de kilómetros por hora.“

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