„El asunto entero era irreal, y lo irreal era el mundo de Húmedo. En sus años de calavera había vendido sueños, y el que mejor se vendía en ese mundo era el de hacerse muy rico gracias a un golpe de suerte. Había vendido cristal como diamante porque la avaricia nublaba la vista de los hombres. Personas sensatas y rectas que trabajan duro a diario creían pese a todo, contra todo lo que dictaba la experiencia, en el dinero a cambio de nada.“

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