„Si el descentramiento nos permite viajar hacia otra persona y conocerla, la humildad nos permite aprender de ella. La humildad libera la mente de la agotadora y casi siempre innecesaria competencia de querer ser más, de pavonearse, de recordarle al mundo lo que somos. La modestia, decía Jankélévitch, “nos retiene en el camino recto de la inocencia”. Yo diría que, además, nos acerca al asombro. No puede haber pensamiento flexible sin humildad.“

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