„Si la asertividad puede lastimar a otra persona de manera innecesaria, la decisión debe revisarse. Las personas que derraman sinceridad ácida por los cuatro costados son insoportables: “No me gustan tus zapatos”, “No me gusta cómo hablas”, “Me aterran tus chistes”, “No comas así”, “Tienes caspa”, “Estás gorda”, en fin, el rosario de los que padecen de quisquillosidad crónica. La insensibilidad por el dolor ajeno no es compatible con la defensa de los derechos. Una paciente se ufanaba de haber sido asertiva con su empleada doméstica porque le había dicho que el vestido que ésta había comprado con esfuerzo y ahorro sostenido era horripilante. La vida está llena de“

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