„en esas épocas en las que la riqueza era resultado del trabajo, la llegada de un hijo traía la esperanza de mejorar el bienestar familiar. Quizás los niños fuesen tratados con dureza y severidad, pero también el resto de los trabajadores recibía el mismo trato. No se esperaba que el trabajo brindara satisfacción y placer al trabajador: la idea de “satisfacción laboral” todavía no había sido inventada. Y por lo tanto los hijos eran, a los ojos de todos, una excelente inversión, y bienvenidos como tal. Cuantos más, mejor.“

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