„La promesa moderna de conjurar o derrotar una tras otra todas las amenazas para la seguridad humana se ha cumplido hasta cierto punto, […] La que evidentemente no se ha materializado, sin embargo, es la expectativa de liberación de los miedos nacidos de la inseguridad y nutridos por ella. […] Combinada con la convicción de que, aún así, esa promesa es algo que podría hacerse realidad de algún modo, esa frustración de esperanzas añade la afrenta de la impotencia a la ofensa de la inseguridad, y canaliza la ansiedad en forma de deseo de dar con los culpables y de castigarlos, así como de obtener indemnización/compensación por las esperanzas que ya han sido traicionadas.“

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