„Los ojos se le llenaron de vida, después de un leve parpadeo miró a Lissa y sonrió. Era como estar viendo una peli de Disney“

— Richelle Mead

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„La miró a los ojos y hubo una comunicación entre dos infiernos: el de ella y el de él“
— Charles Bukowski
„La historia es igual de leve que una vida humana singular, insoportablemente leve, leve como una pluma, como el polvo que flota, como aquello que mañana ya no existirá.“
— Milan Kundera
„Al instante me miró a los ojos y me preguntó intrigada: —¿Por qué crees que lo sé? —Porque usted y yo somos iguales —dije.“
— Gabriel García Márquez
„Sonriendo a la vida si no te sonríe ella a ti“
— Amaia Montero
„Los ojos se me llenaron de lágrimas. El dolor del duelo es como un invitado borracho, cuando parece que se ha marchado, vuelve a darte un último abrazo.“
— Stephen King
„La vida solo te sonríe cuando dejas de pensar que es una mierda.“
— Tom Felton
„Voy a matarte.Él fijó sus ojos en Lissa. Quedaba en ellos un minúsculo rescoldo de nostalgia. Sin embargo, luego la contrariedad le crispó el semblante.-¿Por qué? ¿Te dan puntos extra como guardiana?“
— Richelle Mead
„Sin embargo, se tolera, y se sonríe y se saluda… porque "así es la vida".“
— Roberto Arlt
„Pongamos los ojos en nosotros mismos, y después en los negocios que emprendemos, por quien y con quien los emprendemos.“
— Lucio Anneo Seneca
„Duke intentó pronunciar el nombre de su mujer y no lo consiguió, pero mentalmente vio su rostro con claridad. Sonrió.Después, oscuridad.“
— Stephen King
„Él alzó los ojos hacia ella y sonrió. Parecía un ángel rubio de un cuadro de Rembrandt, excepto por aquella boca perversa. [pp. 328]“
— Cassandra Clare
„y la miró por última vez para siempre jamás con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que ella no le vio nunca en medio siglo de vida en común, y alcanzó a decirle con el último aliento: —Sólo Dios sabe cuánto te quise.“
— Gabriel García Márquez
„Sonrió comprensivamente. mucho más que comprensivamente. Era una de esas raras sonrisas, con una calidad de eterna confianza, de esas que en toda la vida no se encuentran más que cuatro o cinco veces. Parecía contemplar por un instante el universo entero y después se concentraba en uno con irresistible parcialidad; lo comprendía a uno hasta el límite en que uno deseaba ser comprendido.“
— Francis Scott Fitzgerald