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Relacionado con: acaso
„»Gracias, Pedro» –le contesté–. «No sé bien a qué llamas idealista y a qué ‘poner los pies en el suelo’… Sin duda existe un conflicto entre tu pensamiento y el mío, entre las raíces de nuestros pensamientos… ¿Quién está más desbocado? ¿Quién tiene más el jugo del suelo? Quieres cambiar y uniformar a los otros. Necesitas más de mí que acaso percibo mejor cada detalle del mundo».“
„Quizá sea inoportuno o acaso delirante. Soy de tantas maneras como gente pretenda, nomás, calificarme“
„¿No escribe uno acaso para entenderse mejor a sí mismo y al mundo?“
„¿Acaso vuelvo a ti en un enésimo error? me pregunto si habré entendido tu lección.“
„¿Acaso la verdad no tiene más valor que todas las palabras falsas juntas?“
„Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos,un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 deScriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto delNewsweek, el cuento del gato con botas,el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquiercosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a quépero llegar,llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que enuna hora final descubras que caminaste volaste corristereptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entretus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literarioo una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos yde caspaen vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuestacon fragancia de helechos mojados, pelo crespo de unniño, hocico de cachorro o simplemente un sentimientode reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango quesin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosasaga de ser hombre.No hay discurso del método, hermano, todos los mapasmienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte eneste corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste,dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado porla muerte, debatiéndose entre perros de uniforme yhorarios de oficina, entre amores de interregno y duelosdespedidos por tarjeta,dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sincáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dóndeestá el sur libre de hienas, el viento de la costa sincenizas de uranio,de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahíafuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglásy Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es esoque en plena noche te sume en la maraña turbia de laspesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muertoo una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblaste inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a latraición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantanoviscoso con un grito que te tira de este lado, el dóndeestaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absolutapara mostrarte el camino, para orientar esa mano queahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante,porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa conlas rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta lagarganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado,punto de partida que es llegada.Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiadode teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano.Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puedepartir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de ungolpe de viento en el tejado, del estudio número 3 deScriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar.“
„Entonces, mira, a veces una muchacha parte en bicicleta,la ves de espaldas alejándose por un camino (¿la Gran Vía,King´s Road, la Avenue de Wagran, un senderoentre álamos, un paso entre colinas?), hermosa y joven laves de espaldas yéndose, más pequeña ya, resbalando en latercera dimensión y yéndose,y te preguntas si llegará, si salió para llegar, si salióporque quería llegar, y tienes miedo como siempre hastenido miedo por ti mismo, la ves irse tan frágil yblanca en una bicicleta de humo, te gustaría estar con ella,alcanzarla en algún recodo y apoyar una mano en el/manubrioy decir que también tú has salido, que también tú quieresllegar al sur,y sentirte por fin acompañado porque la estás acompañando,larga será la etapa pero allí en lo alto el aire es limpioy no hay papeles y latas en el suelo, hacia el fondo delvalle se dibujará por la mañana el ojo celeste de un lago.Sí, también eso lo sueñas despierto en tu oficina o enla cárcel, mientras te aplauden en un escenario o unacátedra, bruscamente ves el rumbo posible, ves la chicayéndose en su bicicleta o el marinero con su bolsa alhombro, entonces es cierto, entonces hay gente que seva, que parte para llegar, y es como un azote de palomasque te pasa por la cara, por qué no tú, hay tantasbicicletas, tantas bolsas de viaje, las puertas de laciudad están abiertas todavía,y escondes la cabeza en la almohada, acaso lloras.Porque, son cosas que se saben, la ruta del sur llevaa la muerte,allá, como la vio un poeta, vestida de almirante esperao vestida de sátrapa o de bruja, la muerte coronel ogeneral esperasin apuro, gentil, porque nadie se apura en los aeródromos,no hay cadalsos ni piras, nadie redobla los tamborespara anunciar la pena, nadie venda los ojos de los reosni hay sacerdotes que le den a besar el crucifijo a lamujer atada a la estaca, eso no es ni siquiera Ruán y noes Sing-Sing, no es la Santé,allá la muerte espera disfrazada de nadie, allá nadiees culpable de la muerte, y la violenciaes una vacua acusación de subversivos contra la disciplinay la tranquilidad del reino,allá es tierra de paz, de conferencias internacionales,copas de fútbol, ni siquiera los niños revelarán queel rey marcha desnudo en los desfiles, los diarioshablarán de la muerte cuando la sepan lejos, cuando sepueda hablar de quienes mueren a diez mil kilómetros,entonces sí hablarán, los télex y las fotos hablarán sinmordaza, mostrarán cómo el mundo es una morgue/malolientemientras el trigo y el ganado, mientras la paz del sur,mientras la civilización cristiana.Cosas que acaso sabe la muchacha perdiéndose a lo lejos,ya inasible silueta en el crepúsculo, y quisieras estary preguntarle, estar con ella, estar seguro de que sabe,pero cómo alcanzarla cuando el horizonte es una solalínea roja ante la noche, cuando en cada encrucijadahay múltiples opciones engañosas y ni siquiera unaesfinge para hacerte las preguntas rituales.¿Habrá llegado al sur?¿La alcanzarás un día?Nosotros, ¿llegaremos?(Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, una lista de desaparecidos, un viento en el tejado – )¿Llegaremos un día?Ella partió en su bicicleta, la viste a la distancia,no volvió la cabeza, no se apartó del rumbo. Acaso entróen el sur, lo vio sucio y golpeado en cuarteles y callespero sur, esperanza de sur,sur esperanza. ¿Estará sola ahora, estará hablandocon gente como ella, mirarán a lo lejos por si otrasbicicletas apuntaran filosas?( – un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek – )¿Llegaremos un día?“
„No te voy a cansar con más poemas. Digamos que te dije nubes, tijeras, barriletes, lápices, y acaso alguna vez sonreíste.“
„Acaso es triste el irse… pero sin el irse no hay volver“
„Porque tenía los ojos de un hombre que durante mucho tiempo ha estado intentando mirar en la oscuridad y acaso ha empezado a ver lo que hay en ella“
„¿Acaso había mejor trampa que la trampa del amor?“
„¿Acaso no es eso lo que debe lograr un escrito sobresaliente? ¿Provocar una respuesta? En“
„¡Piensa en cómo nos empequeñece este concepto de las cosas, pistolero! Si hay un Dios que lo contempla todo, ¿administra Él acaso la justicia para una raza de mosquitos entre una infinidad de razas de mosquitos? ¿Verá su ojo cómo cae la golondrina, cuando la golondrina es menos que una mota de hidrógeno que flota inconexa en las profundidades del espacio? Y si en verdad lo ve… ¿cuál debe de ser la naturaleza de un Dios tal? ¿Dónde vive? ¿Cómo es posible vivir más allá del infinito?“
„Y acaso la mayor bendición fue que nunca supimos que nos quedaba poco tiempo“
„Piensa, pues también —dije yo— que es justo hacer cosas inconvenientes para los gobernantes y dueños de la fuerza cuando los gobernantes, involuntariamente, ordenan lo que es perjudicial para ellos mismos, pues que dijiste que era justo hacer lo que los hayan ordenado. ¿Acaso entonces, discretísimo Trasímaco, no viene por necesidad a ser justo hacer lo contrario de lo que tú dices? Porque sin duda alguna se ordena a los inferiores hacer lo inconveniente para el más fuerte.“
„Lanzarme con otro libro es tan grave como enamorarme, un impulso alocado que exige dedicación fanática. Con cada uno, como ante un nuevo amor, me pregunto si me alcanzarán las fuerzas para escribirlo y si acaso semejante proyecto vale la pena: hay demasiadas páginas inútiles y demasiados amoríos frustrados.“
„No he sido yo quien ha roto tu corazón, te lo has roto tú misma, y al hacerlo has destrozado, de paso, él mío. Y la peor parte me toca a mí, porque aún tengo fortaleza. ¿Crees que me apetece vivir? ¿Qué clase de vida podrá ser la mía cuando tú…? ¡Oh, Dios mío! ¿Acaso te gustaría a ti vivir si te encerraran el alma en una tumba?“
„Una vez que Schopenhauer salió a pasear en una noche estrellada con su posterior biógrafo Gwinner, este, puesto que veía a Venus brillar más intensamente que de costumbre, hizo referencia a las almas que Dante situaba en esta estrella como en un lugar de peregrinación, y preguntó entonces al filósofo, volviendo a opiniones más modernas, ni aceptadas ni rebatidas por la ciencia, si no creía que allá arriba pudiera haber formas de existencia más perfectas de lo que somos nosotros. Schopenhauer rechazó tal cosa, pues no concebía que un ser que estuviera mejor constituido que nosotros, pudiera poseer voluntad de vivir. Opinaba que la serie a través de la cual la vida se elevaba acababa en el hombre, que representaba la última expresión de aquella triste progresión cuyos órganos hacían la vida si no deseable, al menos soportable para el ser humano. Y atreviéndose a elevarse cada vez más en sus pensamientos, se dirigió a su interlocutor y le espetó: «¿Acaso piensa usted de verdad que un ser sobrehumano desearía prolongar un solo día más esta mala comedia que es la vida? Esto nos corresponde a lo sumo a nosotros, los hombres; pero los espíritus o los dioses lo declinarían agradecidos».“
„El hombre puede, acaso, hacer lo que quiere; pero no puede querer lo que quiere.“
„La envidia es acaso el peor de los pecados. El goloso come, el lujurioso verifica el acto venereo, el avaro toma su dinero; en cambio el envidioso se reseca en… Bueno, su envidia.“
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