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Relacionado con: agua
„¡Cómo te pareces al agua, alma del hombre! ¡Cómo te pareces al viento, destino del hombre!“
„No vaya por generalidades en el vivir, si ya no fuere en favor de la virtud, ni intime leyes precisas al querer, que avrá de bever mañana del agua que desprecia hoi.“
„Hay hidrópicos de la suerte que no tienen ánimo para vencerse a sí mismos si les está bailando el agua la fortuna.“
„Lo que hace bello al desierto es que guarda agua en su interior“
„Sobre el agua se dibuja una historia ya dormida, en silencio escucho el verso de tu despedida“
„El Distrito Federal es una ciudad que tiene origen de quimera, sacada del agua, levantada sobre el agua. Los mexicanos viven sobre lo inestable, trampa, marisma y pantano a la vez. Aquí lo real y lo irreal se confunden.“
„Clary recordó una vez, cuando tenía cuatro años, que estaba en la playa llorando porque se levantó el viento y le derribó el castillo que había hecho. Su madre le dijo que podía hacer otro si quería, pero eso no la hizo parar de llorar porque descubrió que lo que pensó que era permanentemente no lo era, sino que estaba hecho de arena que se deshacía al contacto con el viento o el agua.“
„La belleza puede ser así. En la belleza no se puede confiar. La belleza puede deslizarse entre tus dedos como agua y envenenar tu lengua como veneno. La belleza es como un muro brillante que atrapa todo lo que amas.“
„He cambiado pero no de un modo visible.-Un científico dijo que si el océano fuera tan claro como el cielo, si pudiéramos ver todo lo que hay en él, nadie se metería nunca en el agua. Tan horrible es lo que vive en su interior a siete mil metros de profundidad.“
„Cuando amas a alguien, se convierte en una parte de ti. Está en todo lo que haces. Está en el aire que respiras, en el agua que bebes; su voz permanece en tus oídos y sus ideas en tu cabeza. conoces sus sueños porque sus pesadillas se clavan en tu corazón, y sus sueños bueno son también los tuyos. Y no crees que es perfecto, sino que conoces sis defectos, la autentica verdad de sus defectos y la sombra de todos sus secretos, y eso no te hace alejarte; de hecho, lo amas más por eso, porque no quieres que sea perfecto. Tu quieres a ese alguien. Quieres…“
„¿Qué es todo esto?-Frascos de agua bendita, cuchillos bendecidos, hojas de acero y plata. Cable de oro argentífero…, y aunque no nos sirve de gran cosa en este momento, pero siempre es bueno tener una reserva…, balas de plata, amuletos de protección, crucifijos, estrellas de David.-Jesús -exclamó Clary.-Dudo que él cupiera aquí. [pp. 272]“
„ーEscribí algo para ti, ーla corrigió con una sonrisa y comenzó a tocar.Ella escuchó emocionada; comenzó lento, sencillo, su control sobre el arco producía un sonido armónico. La melodía la lleno tan fresca y dulce como el agua, tan esperanzadora y adorable como un amanecer. Miró a sus dedos fascinada por el movimiento tan exquisito que hacia que las notas salieran del violín. El sonido se volvió mas profundo conforme el arco se movía mas rápido, el antebrazo de Jem se desplazaba hacia adelante y atrás, su delgado cuerpo parecía difuminarse con el movimiento de su hombro. Sus dedos se deslizaban cuidadosamente arriba y abajo, el tono de la música profundizó, como nubes de tormenta reuniéndose en un horizonte brillante, un río que se convertía en torrente. Las notas se estrellaban a sus pies aumentando el sonido, el cuerpo entero de Jem parecía moverse en sintonía con los sonidos que emanaban del instrumento, a pesar de que ella sabia que sus pies se encontraban firmes en el suelo. Su corazón encontró la paz con la música, los ojos de Jem estaban cerrados, las comisuras de sus labios mostraban un gesto de dolor. Una parte de ella quería correr a sus pies, rodearlo con sus brazos; la otra otra parte no quería que se detuviera la música, el hermoso sonido de él. Era como si él hubiera tomado su arco utilizándolo como un pincel para pintar, creando un lienzo en el cual su alma se muestra claramente. Cuando las ultimas notas se alzaron más y más alto, llegando a tocar el paraíso, Tessa estuvo consciente de que su rostro estaba húmedo, pero no fue hasta que la ultima nota dejo de sonar y él bajo el violín cuando se dio que estaba llorando.“
„El amor no es perseguir a alguien hasta el aeropuerto -insistió Julian…-. El amor significa que ves a alguien. Eso es todo.-¿Qué lo ves? -repitió Ty…-Cuando amas a alguien, se convierte en una parte de ti. Está en el aire en el que respiras, en el agua que bebes; su voz permanece en tus oídos y sus ideas en tu cabeza. Conoces sus sueños porque sus pesadillas se te clavan en el corazón, y sus sueños buenos también son los tuyos. Y no crees que es perfecto, sino que conoces sus defectos, la auténtica verdad de sus defectos y las sombras de todos sus secretos,, y eso no te hace alejarte; de hecho, lo amas más por eso, porque no quieres que sea perfecto. Tú quieres a ese alguien. Quieres…“
„Como el agua a los campos, es necesaria la educación a nuestros secos y endurecidos entendimientos.“
„Bebe de las rocas;duerme sobre escarcha;renueva tejidoscon salitre y agua.Habla con los pájarosy llévate al alba. Y cuando las carneste sean tornadas,y cuando hayas puestoen ellas el almaque por las alcobasse quedó enredada,entonces, buen hombre,preténdeme blanca,preténdeme nívea,preténdeme casta.“
„¿De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo?“
„Tú me quieres alba,Me quieres de espumas,Me quieres de nácar.Que sea azucenaSobre todas, casta.De perfume tenue.Corola cerradaNi un rayo de lunaFiltrado me haya.Ni una margaritaSe diga mi hermana.Tú me quieres nívea,Tú me quieres blanca,Tú me quieres alba.Tú que hubiste todasLas copas a mano,De frutos y mielesLos labios morados.Tú que en el banqueteCubierto de pámpanosDejaste las carnesFestejando a Baco.Tú que en los jardinesNegros del EngañoVestido de rojoCorriste al Estrago.Tú que el esqueletoConservas intactoNo sé todavíaPor cuáles milagros,Me pretendes blanca(Dios te lo perdone),Me pretendes casta(Dios te lo perdone),¡Me pretendes alba!Huye hacia los bosques,Vete a la montaña;Límpiate la boca;Vive en las cabañas;Toca con las manosLa tierra mojada;Alimenta el cuerpoCon raíz amarga;Bebe de las rocas;Duerme sobre escarcha;Renueva tejidosCon salitre y agua;Habla con los pájarosY lévate al alba.Y cuando las carnesTe sean tornadas,Y cuando hayas puestoEn ellas el almaQue por las alcobasSe quedó enredada,Entonces, buen hombre,Preténdeme blanca,Preténdeme nívea,Preténdeme casta.“
„¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una querella con el mío aunque yo no la tenga con él?“
„¡La laguna de Flint! Nuestra nomenclatura es pobre. ¿Qué derecho tenía el sucio y estúpido granjero, cuya granja lindaba con esta agua celestial, a darle su nombre tras haber desnudado sin piedad sus riberas? No es para mi el nombre de un avaro que prefería la resplandeciente superficie de un dólar o de un centavo nuevo, en la que podía ver su propia cara dura; que consideraba intrusos a los mismos patos salvajes que anidaban allí y cuyos dedos habían crecido hasta convertirse en garras curvas y callosas por el hábito de agarrar las cosas como una arpía. No voy allí a ver ni a oír hablar de alguien que nunca ha ‘visto’ (palabra enfatizada en cursiva) la laguna, ni se ha bañado en ella, ni la ha amado, ni protegido, ni pronunciado una palabra a su favor, ni agradecido a Dios que la creara. Démosle más bien el nombre de los peces que nadan en ella, de las aves salvajes o los cuadrúpedos que la frecuentan, de las flores silvestres que crecen en sus orillas o de algún hombre o niño salvaje cuya historia se haya entretejido con la de la laguna, no el de aquel que no podría mostrar otro título que el hecho de que otro vecino de mentalidad semejante o la cámara legislativa se lo hayan otorgado a él, que sólo pensaba en su valor monetario y cuya presencia ha sido nefasta para la orilla, que esquilmó la tierra a su alrededor y habría agotado el agua, que lamentaba que no fuera una pradera de heno inglés o de arándanos. A su parecer, nada había que salvar en la laguna y la habría drenado y venido por el légamo del fondo. La laguna no movía su molino ni era, para él, un privilegio contemplarla. No respeto su trabajo ni su granja, donde todo está tasado. Ese hombre sería capaz de llevar el paisaje y a su Dios y al mercado si pudiera obtener algo a cambio; su Dios es el mercado, por eso va allí; nada crece libremente en su granja: sus campos no dan cosechas, sus prados no dan flores, sus árboles no dan fruto, sino dólares. No ama la belleza de sus frutos; sus frutos no están maduros para él hasta que se convierten en dólares.“
„Parece que va siendo evidente que la distopía que nos corresponde no es 1984, de Orwell, sino Un mundo feliz, de Aldous Huxley, en el que hay consenso para que desaparezca por nocivo y peligroso el “amor romántico”, ese pleonasmo (como el agua húmeda). Sin amor sólo quedará el sexo como placer y fiesta, una especie de amor sin espinas, como los filetes de pescado congelado. Punto final a esa manía alucinatoria de buscar nuestra otra mitad, el cariño absoluto que da sentido a la vida o compensa de no encontrarlo, los celos y recelos, las cóleras y reconciliaciones, la pérdida, la fatiga asombrosa de querer. “Si duele no es amor”, han decretado los coachs(esos psicólogos para quienes no tienen ya psique). Así podemos despachar el estorbo de casi toda la literatura occidental, basada en que solo es amor si duele. Y sus contradicciones: el poeta que se queja de la espina en el corazón clavada y cuando se la quitan protesta porque ya no siente el corazón… ¡Bah, no tienen pensamiento positivo, no saben pasarlo bien! Así les va a las pobres chicas, Emma, Ana, Desdémona… el último beso de Otelo. ¡Otelo! ¡Cómo no le da vergüenza a Shakespeare ser tan romántico al hablar de la violencia de género! Necesitamos menos poetas y más pilates: hay que decírselo a los adolescentes enseguida, para que no se amarguen la vida.Olvidemos el bárbaro pasado y sus neuróticos arrebatos. Adiós a morbosas torturas como las que describe T. S. Eliot (trad. Andreu Jaume): “¿Quién concibió pues el tormento? El Amor. / El Amor es el nombre más siniestro / escondido en las manos que bordaron / la insoportable camisa de fuego / que las fuerzas humanas no quitaron. / Tan solo suspiramos, tan solo vivimos / por fuego y por el fuego consumidos”.“
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