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Relacionado con: ajeno
„Todo hombre de ingenio tiene en su haber las ingeniosidades que él inventa, más las ajenas que se le atribuyen.“
„En cuestiones de arte, la opinión ajena debe escucharse siempre y no obedecerse nunca.“
„Debemos reservarnos una trastienda del todo nuestra, del todo libre, donde fijar nuestra verdadera libertad y nuestro principal retiro y soledad. En ella debemos mantener nuestra habitual conversación con nosotros mismos, y tan privada que no tenga cabida ninguna relación o comunicación con cosa ajena; discurrir y reír como si no tuviésemos mujer, hijos ni bienes, ni séquito ni criados, para que, cuando llegue la hora de perderlos, no nos resulte nuevo arreglárnoslas sin ellos. Poseemos un alma que puede replegarse en sí misma; puede hacerse compañía, tiene con qué atacar y con qué defender, con qué recibir y con qué dar. No temamos, en esta soledad, pudrirnos en el tedio del ocio: In solis sis tibi turba locis. [En estas soledades, sé una multitud para ti mismo]. La virtud se contenta consigo misma: sin enseñanzas, sin palabras, sin obras.“
„En cuanto al fin que nos proponen Plinio y Cicerón, la gloria, estoy muy lejos de tenerla en cuenta. La inclinación más contraria al retiro es la ambición. La gloria y el reposo no pueden alojarse en el mismo albergue. Por lo que veo, estos sólo tienen los brazos y las piernas fuera de la multitud; su alma y su intención continúan, más que nunca, atadas a ella: b | Tun’ uetule auriculis alienis colligis escas? [Entonces, viejo, ¿trabajas sólo para alimentar los oídos ajenos? ] a | Se han echado atrás solo para saltar mejor, y para, con un movimiento más fuerte, penetrar más vivamente en la muchedumbre. ¿Queréis ver cómo se quedan cortos por un pelo?Comparemos las opiniones de dos filósofos [Epicuro y Séneca], y de dos escuelas muy diferentes, uno escribiendo a Idomeneo, otro a Lucillo, amigos suyos, para apartarlos de la administración de los negocios y de las grandezas, y dirigirlos hacia la soledad. Hasta ahora has vivido —dicen— nadando y flotando; ven a morir al puerto. Has entregado el resto de tu vida a la luz, entrega esta parte a la sombra. Es imposible abandonar las tareas si no renuncias a su fruto; así pues, deshazte de toda preocupación por el nombre y por la gloria. Existe el peligro de que el brillo de tus acciones pasadas te ilumine en exceso, y te siga hasta el interior de tu guarida. Abandona, junto a los demás placeres, el que brinda la aprobación ajena; y, en cuanto a tu ciencia y capacidad, no te importe: no perderán su eficacia porque tú valgas más que ellas. Acuérdate de aquel que, cuando le preguntaron para qué se esforzaba tanto en un arte que no podía ser conocido por mucha gente, respondió: «Me basta con pocos, me basta con uno, me basta con ninguno». Tenía razón. Tú y un compañero sois teatro de sobra suficiente el uno para el otro, o tú para ti mismo. Que el pueblo sea para ti uno solo, y que uno solo sea para ti todo el pueblo. Es una ambición cobarde pretender obtener gloria de la ociosidad y del ocultamiento. Tenemos que hacer como los animales, que borran su rastro a la entrada de su guarida. No has de buscar más que el mundo hable de ti, sino cómo has de hablarte a ti mismo. Retírate en tu interior, pero primero prepárate para acogerte; sería una locura confiarte a ti mismo si no te sabes gobernar. Uno puede equivocarse tanto en la soledad como en la compañía. Hasta que no te hayas vuelto tal que no oses tropezar ante ti, y hasta que no sientas vergüenza y respeto por ti mismo, c | obuersentur species honestae animo [que se ofrezcan imágenes honestas al espíritu], a | represéntate siempre en la imaginación a Catón, Foción y Aristides, ante los cuales aun los locos ocultarían sus faltas, y establécelos como censores de todas tus intenciones. Si estas se desvían, la reverencia por ellos te devolverá al camino. Te retendrán en la vía de contentarte contigo mismo, de no tomar nada en préstamo sino de ti, de detener y fijar el alma en unos pensamientos definidos y limitados donde pueda complacerse; y, tras haber entendido los verdaderos bienes, que se gozan a medida que se entienden, de contentarse con ellos, sin ansias de prolongar la vida ni el nombre. Este es el consejo de la verdadera y genuina filosofía, no de una filosofía ostentosa y verbal, como es la de los dos primeros.“
„Nada hay de bárbaro ni de salvaje en esas naciones; lo que ocurre es que cada cual llama barbarie a lo que es ajeno a su costumbre.“
„La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.“
„Cada uno de nosotros es más rico de lo que piensa, pero se nos habitúa al préstamo y a la mendicidad; se nos acostumbra a servirnos de lo ajeno más que de lo nuestro. En nada acierta el hombre detenerse en el preciso punto de su necesidad: en goces, riqueza y poderío abraza más de lo que puede estrechar; su avidez es incapaz de moderación. Yo“
„Nunca nos cansaremos de criticar a quienes deforman el pasado, lo reescriben, lo falsifican, exageran la importancia de un acontecimiento o callan otro; esas críticas están justificadas (no pueden no estarlo), pero carecen de importancia si no van precedidas de una crítica más elemental: porque la crítica de la memoria humana como tal. Porque, la pobre, ¿qué puede hacer ella realmente? Del pasado sólo es capaz de retener una miserable parcela, sin que nadie sepa por qué exactamente ésa y no otra, pues esa elección se formula misteriosamente en cada uno de nosotros ajena a nuestra voluntad y nuestros intereses. No comprendemos nada en la vida humana si persistimos en escamotear la primera de todas las evidencias: una realidad, tal cual era, ya no es; su restitución es imposible.“
„Ya saben ustedes lo que ocurre cuando dos personas están charlando. Uno habla y el otro le interrumpe. Eso es lo mismo que me pasa a mí, yo… y comienza a hablar de sí mismo hasta que el otro no logre de nuevo decir: eso es lo mismo que me pasa a mí, yo… La frase eso es lo mismo que me pasa a mí, yo… parece como si continuase los pensamientos del otro, como si enlazase con ellos dándoles la razón, pero eso es falso: en realidad se trata de una rebelión brutal contra una brutal violencia, de un intento de liberar de la esclavitud la propia oreja y ocupar por la fuerza la oreja del contrario. Porque toda la vida del hombre entre la gente no es más que una lucha por la oreja ajena.“
„Cuando uno soporta sufrimientos propios no tiene necesidad de adjudicarse dolores ajenos.“
„Pero resulta que ya no quero que me vendan sueños ajenos si no sensillamente que se cumplan los mios!“
„Después de todo, mi exilio es mío. No todos tienen un exilio propio. A mí quisieron encajarme uno ajeno. Vano intento. Lo convertí en mío. ¿Cómo fue? Eso no importa. No es un secreto ni una revelación. Yo diría que hay que empezar a apoderarse de las calles. De las esquinas. Del cielo. De los cafés. Del sol y, lo que es más importante, de la sombra. Cuando uno llega a percibir que una calle no le es extranjera, sólo entonces la calle deja de mirarlo a uno como a un extranjero. Y así con todo.“
„Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos.“
„Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, sino sencillamente que se cumplan los míos.“
„Nada o muy poco sé de mis mayoresportugueses, los Borges: vaga genteque prosigue en mi carne, oscuramente,sus hábitos, rigores y temores.Tenues como si nunca hubieran sidoy ajenos a los trámites del arte,indescifrablemente forman partedel tiempo, de la tierra y del olvido.Mejor así. Cumplida la faena,son Portugal, son la famosa genteque forzó las murallas del Orientey se dio al mar y al otro mar de arena.Son el rey que en el místico desiertose perdió y el que jura que no ha muerto.“
„La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.“
„Sin lástima y sin ira el tiempo mellaLas heroicas espadas. Pobre y tristeA tu patria nostálgica volviste,Oh capitán, para morir en ellaY con ella. En el mágico desiertoLa flor de Portugal se había perdidoY el áspero español, antes vencido,Amenazaba su costado abierto.Quiero saber si aquende la riberaÚltima comprendiste humildementeQue todo lo perdido, el OccidenteY el Oriente, el acero y la bandera,Perduraría (ajeno a toda humanaMutación) en tu Eneida lusitana.“
„Ciegamente reclama duración el alma arbitraria cuando la tiene asegurada en vidas ajenas, cuando tú mismo eres la continuación realizada de quienes no alcanzaron tu tiempo y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.“
„¿Por qué voy a morirme, si nunca lo he hecho antes? ¿Por qué voy a cometer un acto tan ajeno a mis hábitos? Es como si me dijeran que voy a ser buzo o domador o algo así, ¿no?“
„Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?“
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