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Relacionado con: amanecer
„Aprendamos a hacer el amor como las palomas. Lloremos como lloran los niños. Aún es tiempo de amanecer junto al sol.“
„Eddie pensaba que en el interior de la mente de Roland era de noche desde hacía mucho tiempo… y el amanecer aún estaba muy lejos.“
„La noche es más oscura justo antes del amanecer.“
„Pierden el día por esperar la noche, y la noche por miedo al amanecer.“
„Pero creo que no me amaba, porque me atrapó con una sonrisa adorable y luego desapareció sin decir palabra. Como el rocío bajo la débil luz del amanecer.-Como un sueño al despertar -añadió Denna con una sonrisa.-Como una doncella feérica deslizándose entre los árboles.“
„Te ves al espejo, te ríes de ti, vives bajo el pellejo, de ese maniquí, que se va haciendo viejo, ignorando qué es lo que hace aquí. Te pones camisa, y el vaquero de ayer, sales siempre deprisa, al amanecer, sacudiendo cenizas de tiempos que no van a volver“
„Recordad a mi hermano que los egipcios creen en el Poder del amanecer. Creen que cada mañana no da inicio solo a un nuevo día, sino a un nuevo mundo.“
„Cuando sea grande, me voy a casar contigo y vamos a vivir aquí, en Las Tres Marías -dijo en un susurro.Pedro se la quedó mirando con expresión de viejo triste y negó con la cabeza. Era todavía mucho más niño que ella, pero ya conocía su lugar en el mundo. También sabía que amaría a aquella niña durante toda su existencia, que ese amanecer perduraría en su recuerdo y que sería lo último que vería en el momento de morir.“
„También sabía que amaría a aquella niña durante toda su existencia, que ese amanecer perduraría en su recuerdo y que sería lo último que vería en el momento de morir. Ese“
„Pero al amanecer creo que nosotros somo los contemporáneos del día siguiente.“
„A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.“
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